El síndrome de Crouzon es un trastorno genético y congénito que provoca la unión anómala entre los
huesos craneales y faciales. Esta unión ocurre demasiado temprano
provocando que los huesos no crezcan de manera normal causando
malformaciones en cabeza, cara y dientes.
Esto conlleva a un acortamiento del cráneo y abombamiento en su parte anterior. Suele tener una forma de cara muy característica: maxilar superior demasiado pequeño, protrusión de ojos, separación de los ojos excesiva, estrabismo, prognatismo y otras anomalías menos frecuentes.
Todas estas deformidades ocasionan diferentes complicaciones, entre ellas hidrocefalia y anomalías auditivas (sus oídos medios pueden sufrir anomalías o ausencia de canales) y dentales.
La prevalencia en Europa del síndrome de Crouzon afecta a un habitante por cada 50.000-60.000. Las personas que tienen un mayor riesgo de padecer esta enfermedad son aquellos con padres con el síndrome del que hablamos (herencia autosómico dominante), o bien aquellos que llevan el gen que lo causa, y padres que conciben a sus hijos con una edad avanzada.
La prevalencia en Europa del síndrome de Crouzon afecta a un habitante por cada 50.000-60.000. Las personas que tienen un mayor riesgo de padecer esta enfermedad son aquellos con padres con el síndrome del que hablamos (herencia autosómico dominante), o bien aquellos que llevan el gen que lo causa, y padres que conciben a sus hijos con una edad avanzada.
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